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Arquitectos: Diaz Romero Arquitectos
- Área: 3320 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Miguel Souto
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este Colegio es una obra marcada por una estricta normativa, distribución de aulas convencional y recursos económicos limitadísimos. Se sitúa en un nuevo barrio de la ciudad, aún anodino en carácter; lo que nos permite liberarnos de estilos y lugares.
Con estas pautas estrictas de partida, planteamos un edificio que destaca por la expresividad formal de la fachada y los volúmenes, marcada por la rotundidad de las geometrías y el contraste de color, entre el muro de hormigón texturizado rojo y la fachada blanca lisa de mortero acrílico.
El edificio con geometría abstracta y precisa, va generando en todas sus dimensiones espacios poéticos con un lenguaje formal contemporáneo libre de modas. Destacan los contrastes: rojo y blanco/ liso y rugoso, así como las texturas, las sombras y los distintos tamaños de huecos.
Planteamos un volumen puro, con extrañas y estudiadas dislocaciones en huecos. Perforamos porches, triangulamos las pérgolas buscando las más atractivas sombras, abocinamos los vanos en infantil para generar porches, y reducimos la arquitectura a la geometría , la composición y el color.
En cuanto a la distribución destaca: En la fachada principal dos grandes voladizos levitan, marcando los accesos de primaria e infantil con grandes perforaciones que permiten la entrada de la luz y la vegetación. El gimnasio como nexo de unión entre infantil y primaria, con grandes perforaciones en cubierta y alzados hacia estos usos, disolviéndose así los límites entre usos. El gran patio de hormigón rojo en torno al que se distribuyen las aulas.
Jugamos con los contrastes y buscamos sentido monumental y la fragilidad a la vez; pigmentamos el sólido hormigón y lo texturizamos en oposición con la fragilidad de las fachadas lisas blancas. Coqueteamos con los llenos y vacíos creando espacios imponentes, ligeros y elegantes.
Se escogen colores que nos transporten hacia el coraje, la valentía, el éxito como es el apasionado bermellón. Así como la paz, la bondad, la pureza y la inocencia del blanco. La función del edificio estricta en normativa, y planta marcada por la Conserjería, se diluye, y con la volumetría surgen la libertad de planteamientos y usos. El edificio se convierte en un actor importante en el proyecto educativo, inspirando desde la infancia e influyendo en la comunidad, consiguiendo generar espacios educativos que afecten positivamente el escenario pedagógico.
Los usos se fusionan, se fusiona primaria con infantil visualmente, rompiéndose los límites de edades, se fusona el gimnasio con los pasillos y el comedor y el patio… no está claro qué es aula, que es interior, que es exterior. En el interior vuelven a aparecer con sutileza los colores del exterior y decoramos con un proyecto gráfico con valores en relación a la educación.
El edificio se evidencia en el entorno, convirtiéndose en un hito en la urbanidad del barrio en el que se encuentra. Pasear en torno al edificio en el barrio, se convierte en un placer. Hay proyectos que nacen del sitio para el sitio y proyectos que crean el sitio por si mismos.